RESUMEN SOBRE EL LIBRO, EL EXTRANJERO
DE ALBERT CAMUS
(Focalizado en el juicio)
El tribunal
después de hacer algunos interrogatorios a Meursault, decidió nombrarle un abogado de oficio,
aunque él consideraba que no era necesario pues veía su caso muy sencillo. Pero
el juez argumentó que la ley estaba bien hecha y la justicia se encargaría de
proporcionarle uno.
El abogado
visito al acusado y le comento que el caso era delicado, sin embargo debía
darle su confianza y todo saldría bien. Después le explico que ya se había
documentado de su vida personal y aunque le parecía incomodo le era necesario
estar bien informado. Quiso hacerle entender que colaborara, pues las
relaciones con la justicia no eran como el creía, pero él interrumpió
diciéndole que la historia de su madre no tenia que ver con el caso.
El acusado
fue conducido ante el juez de instrucción quien le pregunto si quería esperar a
su abogado para que lo asistiera, ante lo cual él dijo, que no era necesario.
En seguida el juez quiso entablar conversación pero el contesto que no tenia
nada importante que decir por lo tanto mejor se callaba. El juez trato de
demostrarle que el creía en la virtud del ser humano y que Dios podría
perdonarlo. Sin embargo, él era muy escéptico
y nada le hizo cambiar de opinión pues en realidad se sentía culpable, hasta
le confeso al juez que sentía mas aburrimiento que pena por lo que este ultimo se
sintió indignado ante la indiferencia de este hombre.
De ahí en
adelante el juez se limito a cumplir con su función y ya no se preocupo en
saber de la vida del acusado, mientras el asunto seguía su curso, él se sentía
en un ambiente familiar pues lo inmiscuían en las conversaciones. Con el tiempo
se acomodo en la cárcel y comprendió que esa era su vida, aunque en cierta
ocasión que María; su novia, lo visito le prometió que cuando saldría libre se
casaría con ella. Al inicio conservaba pensamientos de hombre libre, pero poco
a poco fue pensando como un recluso y comprendió lo que decía su madre: uno
acaba de acostumbrarse a todo. Aunque lo mas duro era la falta de mujer y los
cigarrillos. También aprendió a matar el tiempo y logro perder la noción del
mismo, para él solo tenían significado las palabras, ayer y mañana.
Para el día
del juicio el acusado decía no sentirse nervioso, mas bien le interesaba ver
como se desarrollaba un proceso. El abogado le insto que contestara en forma
breve y que en ningún momento tomara la iniciativa, ya que él se encargaría de
todo lo demás. Después de leer el acta
de acusación, el presidente aseguro que se juzgaría con imparcialidad y que
debía de respetarse la sentencia que daría el jurado.
El
presidente con un tono de cordialidad empezó a interrogar al acusado, quien
ante cualquier pregunta respondía: Si Señor presidente, tal como se lo había
indicado su abogado. Después de formularle preguntas acerca de su madre, lo
cual ya lo tenía aburrido, se suspendió la audiencia para poder escuchar a los
testigos en la tarde. Al reanudarse dicha audiencia, empezaron a interrogar a
los testigos, pero todas las preguntas se basaban acerca de la historia de su
madre; entonces el acusado quiso llorar
al notar cuanto lo detestaban por su
actitud.
El
interrogatorio a los testigos se inicio: a Celeste; dueño del comedor le
preguntaron si el acusado pagaba sus deudas, a María; su novia le insistieron que relatara la historia de su
relación amorosa, a Raimundo; su amigo, le hicieron preguntas acerca de su
amistad, lo cual el abogado general aprovecho para hacer fuertes señalamientos,
aunque no tenían nada que ver con el caso. En realidad se juzgaba su actitud la cual no encajaba con la sociedad que lo
rodeaba, pues a cualquiera le parecía un
extranjero por su indiferencia ante la vida.
El abogado
defensor hastiado de la situación;
pregunto que si a su cliente, ¿lo acusaban de haber enterrado a su madre? o ¿de
haber matado a un hombre? El procurador argumento que estos hechos eran
consecuentes y que si, lo acusaban de haber enterrado a su madre con corazón de criminal. Al final de la
audiencia el abogado parecía vencido, por lo cual el acusado comprendió que las
cosas no iban nada bien. Él notaba cuanto se hablaba detalladamente de su vida,
incluso más que del crimen, entonces deseaba intervenir pero su abogado se lo
impedía. Parecía como un espectador pues el asunto se trataba prescindiendo de
él, su suerte estaba en manos ajenas mientras deseaba preguntar o quizás
recordarles quien era el acusado y que
si tenia importancia serlo.
El abogado
general reconstruyo la secuencia de los hechos, siempre arrancando con todos
los por menores de la historia de la madre del acusado y enfatizo que no
existía circunstancias atenuantes, pues no era un asesinato común. El acusado
se advertía que lo juzgaban minuciosamente pero no entendía como su conducta,
que a su parecer era normal, podía
convertirse en cargos decisivos. Lo que mas lo enfurecía era que juzgaban su
alma o la falta de seriedad que le restaba a los asuntos cotidianos.
Tanto el
procurador como el abogado general afirmaban que el acusado no tenía alma y no
poseía ningún principio moral, pues no mostraba ni un mínimo indicio de arrepentimiento.
Por lo que concluyeron, acusándolo de
matar de manera moral a su madre y equiparando su caso con un parricidio que
debía juzgarse próximamente en el mismo tribunal. Fue tal el ensañamiento en contra del él que el procurador reiteraba que podía ver en su rostro las
monstruosidades y por lo tanto pedía de
forma serena su cabeza.
El abogado
defensor dijo que necesitaría varias horas para presentar su alegato por lo
cual se postergo la audiencia. Al dar continuidad a dicha audiencia, el abogado
sostenía enérgicamente su postura repasando, al igual que el procurador y el
abogado general, todas las facetas de la vida del acusado. Quien advertía la
capacidad de su abogado, pues lo defendía como si se tratara de él mismo,
argumentando que no debía condenarse a un trabajador honrado que fue cegado un
instante por sus impulsos. Cuando el abogado defensor concluyo todos lo
felicitaron y al parecer se vislumbraba que todo iba por buen camino o en el
peor de los casos aun quedaba el recurso de apelación.
Sin embargo el dictamen del jurado fue; que en nombre del
pueblo francés, el acusado debía ser
decapitado en una plaza pública. A partir del veredicto final, el acusado se
rehusaba de recibir al sacerdote. Desde ese entonces medito la seriedad de ese
fallo y solo consideraba las posibilidades de escapar. Con el paso del tiempo
las únicas dos cosas en las que reflexionaba eran: el alba y la apelación, las
cuales lo acompañaron hasta su ejecución. También consideraba como segunda hipótesis, ser indultado, aunque
esto le era fastidioso pues sabia cual era su destino final.
Cierto día el
sacerdote ingreso a su celda con el propósito de mostrar consideración y a la
vez solidarizarse con el condenado, sin embargo sus intentos fueron fallidos al
igual que lo fueron los del juez cuando trato de hacerle confiar en Dios. Lo
único que logro fue aburrirlo a tal
grado de ser agredido.
Horas después a lo lejos escucho el ruido de las sirenas que
le presagiaban su final, entonces empezó a revivir recuerdos, volvió en si. Comprendió
que al fin y al cabo había sido feliz y aun lo era, aunque solo le faltaba ser
ejecutado ante una multitud furiosa, que quizás también lo juzgaría por su desafecto, indiferencia y
por parecer un extranjero. Pues su actitud no encuadraba con la sociedad en cuyo nombre fue condenado.
Hasta ahora entendi porque se llama asi el libro. Gracias por compartir tus trabajos academicos
ResponderEliminar